El homenaje de hoy se lo dedico al
personaje literario más importante de mi infancia, que curiosamente también
empezó su historia en un agujero, esta vez ligeramente por encima del
suelo, en la famosa alacena debajo de la
escalera del Numero 4 de Privet Drive.
Aquel solitario niño aparentemente
normal salvo por la cicatriz en forma de rayo de su frente que un día recibió
una carta, aquella que todo lector ha soñado un día recibir, aquel al que acompañamos por el callejón Diagon,
con el que atravesamos el andén 9 ¾ y nos subimos en el expreso de Hogwarts en
dirección a un mundo totalmente nuevo, desconocido, diferente, mágico.
Hogwarts, si con una palabra puedes
describir Hogwarts es con esa, mágico, donde
cuantiosos secretos, sorpresas y personajes peculiares nos aguardan, un
micromundo que tuvimos la suerte de poder
explorar minuciosamente durante siete cursos pero que nunca dejaba de
sorprendernos, que deja en el lector la sensación agridulce de haber estudiado
allí. Sí, de alguna manera yo también estudié en Hogwarts.
Una vez allí hablar de lo que le
ocurrió a nuestro pequeño amigo me produce un aluvión de recuerdos: Ron y Hermione, el gran comedor, el sombrero
seleccionador ,Griffyndor y Slytherin, Albus
Percival Wulfric Brian Dumbledore, escaleras, libros varitas túnicas capas y calderos,
grageas ranas y lechuzas, pociones, encantamientos, transformaciones, la cabaña
de Hagrid, Nimbus 2000 snitch quaffles y bludgers, trols en baños, capa invisible, espejos, Norberto,
el bosque prohibido, Fluffy llaves
aladas ajedrez humano y acertijos,
Quien-tu-ya-sabes la piedra filosofal y la
copa de las casas.
La verdad es que es absolutamente
admirable la manera en que J.K Rowling consiguió crear un universo de la nada,
paralelo a nuestro triste mundo muggle y
logró así que nos sumergiéramos con esa capacidad para despistarte y siempre
sorprenderte que muy pocos tienen la suerte de tener.
Con esto estoy intentando animar a
toda aquella persona que le guste este tipo de literatura a que coja estos
libros, pues este no es solo un libro para niños. Éste es únicamente el resumen del primer libro
de la saga porque sinceramente no he sido capaz de sintetizar el contenido de
todos los libros en un solo escrito, por lo cual, prefiero retomarlo en el
futuro y dedicarle a cada libro el tiempo y el espacio que se merece, y acabaré
esto por el principio, que me parece que es un buen final, por lo tanto me
despido aquí, me voy en mi tren, hasta el año que viene, o quizás antes.
Una de las cosas que mas me interesan
de una historia es cómo surgió la idea
de la misma, que ocurrió exactamente, en que preciso momento lo que iba a
acabar siendo una obra de arte se presenta ante su futuro autor, en forma de
idea, una idea que pasara de la mente al papel y con el papel a la vida, una de
esas historias que pueden nacer, por casualidad, durante un viaje en tren de
vuelta a Londres:
“Fue
en junio de 1990,
tras un fin de semana buscando piso, volviendo a Londres sola en un tren
abarrotado de pasajeros, cuando de repente, la idea de Harry apareció en mi
imaginación, simplemente. No puedo decir por qué, o qué la desencadenó, pero vi
la idea de Harry y de la escuela de magos muy explícitamente. De pronto, tuve
la idea básica de un niño que no sabía quién era, que no sabía que era mago
hasta que recibió una invitación para asistir a una escuela de magia. No he
estado nunca tan entusiasmada con una idea.
Llevaba escribiendo de forma casi continuada desde los seis años, pero nunca me había sentido tan entusiasmada por una idea hasta ese momento. Para mi inmensa frustración, el bolígrafo que llevaba no escribía y no me atreví a pedirle uno prestado a nadie. Recapacitando, creo que esto resultó ser positivo, porque durante cuatro horas (el tren llevaba retraso) me dediqué exclusivamente a pensar; todos los detalles surgían en mi cerebro y poco a poco, este niño flaco, con pelo negro y gafitas que no sabía que tenía poderes mágicos, se fue haciendo cada vez más real ante mí. Creo que si hubiera tenido que frenar mis ideas a la velocidad de la escritura, algunos de los detalles se habrían perdido (aunque aún pienso a veces en cuántas cosas imaginadas durante ese viaje ya había olvidado cuando empecé a pasarlas al papel).”
By Kløver
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